Allí estuvieron durante estas dos semanas en un poblado, seminómada, ayudando en todas las tareas que Emalaikat realiza allí con la población autóctona.
Los compañeros que fueron son Raquel Núñez (Sacyr Holding); Helena García (Sacyr Ingeniería e Infraestructuras); Lucía Fraga (Sacyr Holding); Pilar Cachorro (Valoriza); Álvaro Valvidares (Valoriza); Inés Ramos (Sacyr Concesiones); Marta García (Valoriza) y Esther Moral (Sacyr Holding).
La Fundación Emalaikat trabaja en Sudán del Sur, Etiopía, Kenia y Malawi. Entre sus objetivos se encuentra el apoyo al desarrollo integral de las personas, a través de proyectos especialmente relacionados con el agua. Además, promueven proyectos de mejora en la nutrición, recursos agrícolas, salud y educación.
En la misión que visitaron nuestros voluntarios disponen de ganadería, se trabaja la agricultura mediante huertos. Existen distintos espacios para estudiar, trabajar, hacer deporte, centros educativos de infantil y primaria.
Día a día de los voluntarios
“Había dos tipos de instalaciones para realizar el voluntariado, tiendas de campaña muy amplias con dos camas en cada una, más frescas y cerca del centro neurálgico y edificaciones un poco más alejadas pero con electricidad”, explica una de nuestras voluntarias, Esther, que trabaja en la Fundación Sacyr.
“Nos organizábamos mediante turnos de comida y de limpieza así como turnos para realizar las actividades diarias”, subraya.
El grupo creó un planning con turnos de trabajo por equipos. Cada día participaban en diferentes actividades relacionadas con el área sanitaria, mantenimiento y visita de instalaciones, actividades educativas, apoyo a las personas mayores, deporte y ocio en general. Además, visitaron presas de agua de piedra para garantizar el acceso a agua potable.
Entre las funciones más importantes que realizaron, se encuentran:
-Apoyo área sanitaria (seguimiento nutricional, entrega de suplementos en caso de desnutrición, vacunación oral, peso y medida de los bebés, pruebas de VIH y sífilis, seguimiento de embarazos)
-Mantenimiento de instalaciones (pintura de escuelas, retoque carteles)
-Actividades educativas en la biblioteca Don Bosco (clases de inglés, talleres de ciencia y tecnología, clases de baile y fiestas, talleres de abalorios)
-Apoyo nutricional a las personas mayores (preparación de bolsas de alimentos para entregar a las personas mayores mensualmente)
-Organización de materiales y donaciones de España.
-Compartir momentos con los niños/as
“En todas las actividades siempre estábamos rodeados de niños con ganas de jugar, de aprender y de acompañarnos en cada tarea. Esta ha sido la parte más bonita y emotiva del voluntariado. Nos han acompañado en cada momento”, concluye Esther.
